División regional: Bolivia respalda a Maduro mientras la oposición denuncia fraude
Luis Arce respalda la victoria de Maduro y rechaza las críticas internacionales, en contraste con la oposición venezolana, que insiste en un fraude electoral.
Luis Arce respalda la victoria de Maduro y rechaza las críticas internacionales, en contraste con la oposición venezolana, que insiste en un fraude electoral.
El gobierno boliviano, liderado por el presidente Luis Arce, expresó su apoyo a Nicolás Maduro y respaldó la "decisión soberana" del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) de ratificar su victoria en las elecciones del 28 de julio.
Arce reafirmó el principio de autodeterminación de los pueblos y rechazó cualquier intento de injerencia en los asuntos internos de Venezuela. En su cuenta de X, Arce defendió la soberanía venezolana y expresó su respaldo a las instituciones democráticas del país.
La canciller de Bolivia también se pronunció en la misma línea, saludando y respetando la decisión del TSJ que otorgó la victoria a Maduro. A estas declaraciones se sumó el expresidente boliviano Evo Morales, quien felicitó a Maduro y calificó como "clara, definitiva e inapelable" la decisión del TSJ.
Sin embargo, no todos en Bolivia compartieron esta postura. El exmandatario Jorge 'Tuto' Quiroga criticó duramente el fallo del TSJ, describiéndolo como un "golpe de togas contra la soberanía popular en Venezuela". Su declaración refleja el escepticismo y las preocupaciones que han surgido en diversos sectores sobre la legitimidad del proceso electoral venezolano.
El pasado jueves, el TSJ venezolano validó los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), confirmando a Maduro como ganador para un tercer mandato consecutivo. No obstante, la oposición venezolana, encabezada por Edmundo González Urrutia, denunció el proceso como fraudulento y sostuvo que la verdadera victoria les pertenece.
La ratificación de los resultados ha generado reacciones internacionales. Varios países de la región, incluidos Argentina, Chile, Estados Unidos y Perú, han expresado su rechazo al fallo del TSJ, cuestionando su independencia e imparcialidad.
Estos gobiernos han señalado que el veredicto no refleja la voluntad popular y manifestaron su preocupación por el estado de la democracia en Venezuela. Esta situación ha profundizado la polarización en torno a la figura de Maduro y el futuro político de Venezuela, evidenciando una creciente división en la región sobre cómo abordar la crisis en ese país.